Carta para Sofía, engendrada en un sueño
Debes mirarlo todo con ojos de poeta
como si el mundo fuera
un anaquel extenso rebosante de joyas
y tú una mariposa de vuelo vacilante
en la fugaz belleza del almendro
No quieras encontrarte en los espejos,
cuyo fondo virtual es como un cauce seco
Desdémona, la joven veneciana,
vio el semblante de Otelo
por los resquicios del alma del moro
Sé que quieres saber quién eres
y de dónde viniste,
por qué tú eres así y no de otra manera
quién hizo los colores
y el blanco deslumbrante de la nieve
por qué te ciega el sol
quién inventó el silencio
si eres fruto de amor o sólo de un descuido
(eso no importa ya
pues vales más que todo el universo)
por qué hay cosas tan bellas
y cuál es el camino, si es que existe una meta
Has de tener paciencia
distinguirás un beso de una herida
(aunque haya besos que hieren más que armas)
y una mano asesina de la mano que salva
Yo debo transmitirte la memoria apremiante del futuro
y todo lo que he visto también tú lo sabrás
no quiero que te falten mis palabras
Ten paciencia, Sofía
has de dejar que todas las estrellas
se asomen a la noche
pero ponte a la escucha
y espera que algún ángel
en el momento que quizás no esperas
te venga a relatar
la historia verdadera de tu alma
No pierdas esta carta
te escribiré de nuevo
cuando vuelva a soñarte en otro sueño
Esteban López-Escobar, 30 de marzo del año 2009